22 febrero 2007

El día que fuí sacerdote.....

de Miguel Ramos

Poca gente tiene la dicha de realizar la mayor parte de sus anhelos o sueños y casualmente es mi caso, como muchos, en alguna parte de su vida, pensé en dedicar la mía a ser discípulo de Cristo, no por alguna frustración, porque no tuviera suerte o no me gustaran las mujeres, o como escape de la vida, pero igual con el tiempo pensé que afuera podría realizar más cosas sin la túnica y del alzacuello porque me sentía limitado, aterrado por el poco sentido común y honestidad con los que como seres humanos solemos actuar, pero esa vocación o llamado a servir me hacía cosquillitas de repente. Cuando mataba clase en la Universidad era para irme a cenar al Seminario Menor de Satélite donde ya era como de la casa, y donde monjas y amigos seminaristas me permitían compartir la mesa que por cierto, era una delicia, sobre todo el pan sopeado con chocolatito.

Siempre me impacto el ritmo de vida diaria que tenían levantándose a las 4:30 AM para rezar el laudes “oraciones para iniciar el día”,el significado en latín (laudare) quiere decir saludo, y puede ser interpretado como uno de los objetivos primordiales de ejecución en esta hora de la mañana, de ahí, el baño, la misa a las 5:30, el desayuno a las 6:00 y la entrada a clases a las 7:00 AM todos los días. Una vida activa por supuesto, de ahí la cercanía y amistad con varios sacerdotes algunos buenos otros no tanto pero como dicen existe de todo en la viña del señor, derivado de esto un sin fin de cuestionamientos frecuentes que hacían más interesante esta relación, de saber de sus inquietudes, de angustias, gozo, como es que algunos pudieran ser tán débiles y otros tan extremadamente fuertes. Vivía muy de cerca la vida sacerdotal, pero nunca tan cerca como el día que fui sacerdote…..

…..Jueves 16 de Diciembre de1999, la final, Pachuca – Cruz Azul, la intención de ir al estadio firme pero las posibilidades totalmente nulas, una llamada ese día a las 12:00 PM

- “Tengo boletos para el estadio Hidalgo, te animas?”,
- “Claaarooooo!!!!” – contesté, para mi, por supuesto que fue un milagro; Tomamos la autopista hacia la Bella Airosa, era amigo el Pbro. Roberto Rosas de sangre y pasión azul como yo.
- “Primero pasamos a casa del Sr. Obispo, comemos y en la noche salimos para el estadio”- que cosa no aparte comida,
- “Perfecto dije” – y llegamos a Catedral, tocamos a la puerta y nos abrieron,
- “Son los padres que vienen de México, verdad?” – el padre asintió, - “Pasen, ahorita los llevan con el señor obispo” -.
Nos subieron a una camioneta y salimos, en mi interior la angustia de saber que yo no era padre y pues espere hasta poder hablar con el que si lo era; nos recibieron como tales, el Sr. Obispo, la gente, después, nos sentaron a la mesa, en ese momento aproveche, oiga pero yo….. tu calla boca y come, me dijo, y siendo así comencé mi aventura, comí y degusté, la gente se acercaba a nosotros con la emoción de recibirnos en una casa arraigada de catolicismo, las preguntas, la plática, todo enfocado a mi nueva identidad. Y a quien le van?, ¡¡¡¡¡Toooiinggg!!!! Pues a Cruz Azul, las miradas encima, clavadas, pasamos de ser sacerdotes católicos a hermanos separados, pero bueno, siguió la armonía llegó el Mariachi, partimos rumbo al estadio, nos dieron plateas junto al Sr. Obispo y comenzó el juego, minuto 22 anota Pinheiro por Cruz Azul y ambos saltamos de júbilo en medio de la porra del Pachuca las miradas sobre nosotros y la voz salvadora del Obispo, son sacerdotes eh!!!, respiramos, un minuto después, al 23, el gol de Glaria como balde de agua helada, nos quedamos sentados, siguió la emoción luego el 2 -1 de Pachuca, otra vez Glaria minuto 41, ¡¡¡que la tierra nos trague!!!!, en el minuto 90, un rayo de luz, Pedro Resendiz 2 -2, fffiiiuuu!!!, la burla se anuló automáticamente, salimos del estadio a cenar a Catedral para regresarnos a México, ya sentados, en la plática,
-“ los esperamos para el encuentro de sacerdotes dentro de 15 días, yo voltee a ver al padre,
- Sssiiii Graaaciass – nervioso, hasta que llegó la pregunta fulminante,
-“¿Y usted Padre Miguel de que Parroquia viene? – me sentí chiquitititititito,
- No soy Padre, disculpen - , y con una sonrisa de !!!uuupppsss!!!!, se acabo la aventura, nos despedimos y tomamos la carretera.

Fue un día inolvidable que siempre agradeceré a mi amigo que ya no está más conmigo, acaba de partir el Jueves pasado a su encuentro con quien nos dio la oportunidad de convivir, y a mi la de ser algo que en algún tiempo de mi vida anhelé, siempre le recordaré y atesorare los buenos y cálidos momentos en que platicamos y discutimos de futbol, de Dios, siempre le viviré agradecido por el día en que fui sacerdote, Hasta Siempre querido padre, mi amigo, Descansa en paz …..

Registro de Autor : 03-2006-031713105000-01