04 diciembre 2007

Pan y una rebanda de queso.....

de Miguel Ramos

En muchas ocasiones hemos experimentado la dura y difícil situación de pensar y vivir habiendo sido despojados de todo. Bienes, lazos afectivos, lugares, amistades, en sí y para abreviar, la vida nos ha pedido que le entreguemos todo lo que nos brindó. Porque? la sabiduría divina es incomprensible pero no cuestionable. Es un juego o un acertijo que debemos descifrar por nuestra cuenta para crecer y tener estabilidad pues así como las cosas que nos son dadas no son gratis también lo que se nos quita no se encuentra libre de cargo.

Cuantas veces no se bebió un buen vino, se degustaron manjares exquisitos y se reinó en un mundo que no era nuestro. La historia no miente al buen rey se le critica y se le envidia, cuando se convierte en tirano se le aplaude y se le baja la cabeza, si no cumple con los deseos se le asesina y si los cumple se le llama títere. No es acaso semejante a nuestra vida, a la ilógica razón de la existencia del ser humano, La leche que de niños nos amamantó tuvo que ser cambiada porque ya no nos llenaba, de la leche materna fuimos a las papillas y probamos de todo buenos cortes, mala carne, verduras insípidas y de buena tierra. A pesar de haber deleitado el paladar de variadas formas simples y complejas en ocasiones cuando el hambre despierta a medianoche no pensamos en algo complicado por la hora y por el sueño y es gratificante al abrir la nevera encontrar para acompañar el pan una rebanada de queso. Lo increíble del caso es que esta porción de alimento tan sencilla nos llena y nos permite regresar a la cama para entregarnos al sueño y lograr nuestros ideales, vencer nuestros temores y salir victoriosos.

Lo más sencillo siempre llenará lo más complejo y exigente. Lo más sencillo se bastará por sí solo para agradar y satisfacer. Decían que siempre vamos a la conquista de algo pero en ocasiones el conquistador se hace esclavo de su propia conquista, Alejandro Magno decía lo anterior, tenía tanto pero a la vez tan poco porque era prisionero de su grandeza y esclavo de la tierra sometida.

Quizá sea mejor que lo simple nos llene, después de todo no siempre lo sofisticado satisface el hambre. Por eso cuando estemos ávidos, necesitados o angustiados por tener lo complejo y el agua nos llegue al cuello por conquistar posiciones, bienes, lugares o personas, cabe a la reflexión advertir la esclavitud que puede representarnos el desafío de poseer y recordemos que lo que más enaltece al hombre es satisfacer el interior no engañándose con lo más complejo sino con lo simple.

Si tienes hambre date a ti mismo como pan la cosecha de tu día y como queso, el refrescante sabor de saber que hiciste el mejor esfuerzo, en ti estará la textura y sabor del mismo, un queso fuerte o un queso suave, un pan duro o uno de deliciosa mantequilla que se podrá después de haber podido enmendar el camino y levantarse para seguir adelante.....


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